Wolf Erlbruch, nacido en 1949 en Wuppertal, Alemania es un ilustrador y escritor de libros infantiles. Combina varias técnicas para el trabajo artístico de sus libros, incluyendo cortar y pegar, dibujar y pintar. Su estilo por momentos es surrealista y es ampliamente copiado tanto dentro como fuera de Alemania. Algunos de sus libros de cuentos discuten temas tales como la muerte y el sentido de la vida. Ganó varios premios, tales como el Deutscher Jugendliteraturpreis en 1993 y 2003 y el premio Hans Christian Andersen Award para la categoría de ilustraciones en 2006.
Erlbruch estudió diseño gráfico en la Escuela Folkwang en Essen, y trabajó como ilustrador para revistas tales como Stern y Esquire. Su primera tarea como ilustrador de libros infantiles llegó en 1985, cuando el editor Peter Hammer, de Wuppertal, le solicitó que ilustrara Der Adler, der nicht fliegen wollte de James Aggrey. El hijo de Erlbruch, Leonard, acababa de nacer, y Erlbruch quería que su hijo pudiera decir: "Mirá, mi papá hizo un libro infantil". Desde entonces, ha ilustrado y escrito muchos libros premiados, y se convirtió en profesor de ilustración en la Universidad de Wuppertal.
Erlbruch aborda muchos tópicos adultos en sus libros para niños, aunque no siempre se siente a gusto con ser caracterizado como un autor para niños. Algunos de sus libros tienen notas autobiográficas, tales como Leonard, un delicioso cuento excéntrico ), a book partly inspired by his then-six year old son Leonard (now an illustrator himself ), about a boy who overcomes his fear of dogs by becoming a dog himself. Muchos de los personajes de sus cuentos, tales como el Topito Birolo, Del Topito Birolo y de todo lo que pudo haberle caído en la cabeza (también conocido en castellano como El topo que quería saber quién se había hecho eso en su cabeza), tienen anteojos negros redondeados, al igual que Erlbruch. Es reconocido por la originalidad y la calidad surreal de su trabajo. Según Silke Schnettler, quien escribe en el periódico alemán Die Welt, el estilo Erlbruch, cuyos personajes principales son asimétricos y muchas veces desproporcionados pero sin embargo reconocibles, ha sido largamente imitado dentro y fuera de Alemania.
La muerte es un tópico recurrente en los libros de Erlbruch. Duck, Death and the Tulip (El pato, la Muerte y el Tulipán) (2008) está protagonizado por un pato que se hace amigo de la Muerte, y en Ein Himmel für den kleinen Bären ("Un cielo para el pequeño osito"), un osezno trata de encontrar a su recientemente fallecido abuelo en el cielo de los osos.
Erlbruch sugirió en 2003, cuando recibió la versión especial del Deutschen Jugendliteraturpreises por su obra entera y el Premio Gutenberg de la ciudad de Leipzig, que la moraleja de sus propios cuentos es que la gente debería considerarse a sí mismos desde la distancia y aceptar lo especial, incluso aquello que no es tan bello de sí mismos.
Erlbruch estudió diseño gráfico en la Escuela Folkwang en Essen, y trabajó como ilustrador para revistas tales como Stern y Esquire. Su primera tarea como ilustrador de libros infantiles llegó en 1985, cuando el editor Peter Hammer, de Wuppertal, le solicitó que ilustrara Der Adler, der nicht fliegen wollte de James Aggrey. El hijo de Erlbruch, Leonard, acababa de nacer, y Erlbruch quería que su hijo pudiera decir: "Mirá, mi papá hizo un libro infantil". Desde entonces, ha ilustrado y escrito muchos libros premiados, y se convirtió en profesor de ilustración en la Universidad de Wuppertal.
Erlbruch aborda muchos tópicos adultos en sus libros para niños, aunque no siempre se siente a gusto con ser caracterizado como un autor para niños. Algunos de sus libros tienen notas autobiográficas, tales como Leonard, un delicioso cuento excéntrico ), a book partly inspired by his then-six year old son Leonard (now an illustrator himself ), about a boy who overcomes his fear of dogs by becoming a dog himself. Muchos de los personajes de sus cuentos, tales como el Topito Birolo, Del Topito Birolo y de todo lo que pudo haberle caído en la cabeza (también conocido en castellano como El topo que quería saber quién se había hecho eso en su cabeza), tienen anteojos negros redondeados, al igual que Erlbruch. Es reconocido por la originalidad y la calidad surreal de su trabajo. Según Silke Schnettler, quien escribe en el periódico alemán Die Welt, el estilo Erlbruch, cuyos personajes principales son asimétricos y muchas veces desproporcionados pero sin embargo reconocibles, ha sido largamente imitado dentro y fuera de Alemania.
La muerte es un tópico recurrente en los libros de Erlbruch. Duck, Death and the Tulip (El pato, la Muerte y el Tulipán) (2008) está protagonizado por un pato que se hace amigo de la Muerte, y en Ein Himmel für den kleinen Bären ("Un cielo para el pequeño osito"), un osezno trata de encontrar a su recientemente fallecido abuelo en el cielo de los osos.
Erlbruch sugirió en 2003, cuando recibió la versión especial del Deutschen Jugendliteraturpreises por su obra entera y el Premio Gutenberg de la ciudad de Leipzig, que la moraleja de sus propios cuentos es que la gente debería considerarse a sí mismos desde la distancia y aceptar lo especial, incluso aquello que no es tan bello de sí mismos.
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