miércoles, 3 de julio de 2013

PABLO AMARGO (PABLO DÍAZ TAMARGO)



6 RAZONES POR LAS QUE NO SOY AMARGO
1º Azúcar: De un tiempo a esta parte he ido entablando amistad con mucha gente. Son personas que están relacionadas con la actividad de ilustrar, diseñar, escribir... en definitiva, de imaginar. Y todas ellas, sin excepción, tienen algo dulce.
2º Mermelada: A veces me hacen encargos que no son muy agradables. Son un poco tristes y feos. Pero tengo un arma secreta. Por muy duro de roer que sea el pan, siempre puedo alegar la digestión con un poco de mermelada de pasión.
3º Avellanas: Hay trabajos de ilustradores que son como avellanas. Tienen una cáscara muy dura y escurrudiza. Al intentar romperla con los dientes, se puede uno hacer daño. Pero sí, tarde o temprano, se consigue romper la envoltura, el sabor del interior es inigualable.
4º Rosquillas: Todas las ilustraciones necesitan, al menos, un poquito de espacio para poder respirar. Personalmente el espacio vacío en las imágenes me fascina. El vacío existe sin existir. Igual que el agujero de las rosquillas, que sabe mejor incluso que la propia rosquilla.
5º Gofre: Un dibujillo en el papel más insignificante es igual que un gofre al lado del café. Contagia una sonrisa.
6º Olor: Carezco desde mi infancia del olfato. Se podría decir que nunca he experimentado lo que se siente al oler un perfume, un cabello recién lavado, un café de domingo. Tengo también la impresión de que mi paladar está resentido. los sabores suaves e impersonales me dejan indiferente. Sólo disfruto de los sabores enérgicos, fuertes, contundentes, con personalidad. Sabores picantes, salados, amargos, agrios, empalagosos...
No tengo la menor duda de que paladeo ilustraciones con la misma predisposición.
Éstas son mis seis razones por las que no soy amargo. Existen cincuenta y seis por las que no soy dulce. Pero esta es otra receta.
 Pablo Amargo nace en el año 1971 en Oviedo.

Es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca en las especialidades de Diseño Gráfico y Audiovisuales.

Al finalizar sus estudios, en 1995, comienza a ilustrar libros escolares para una prestigiosa editorial. En la actualidad combina su labor de ilustrador de libros para niños con trabajos en la prensa nacional y proyectos publicitarios, al tiempo que realiza talleres y conferencias sobre la ilustración y sus aplicaciones.


“Todas las ilustraciones necesitan, al menos, un poquito de espacio vacío para poder respirar. Personalmente, el espacio vacío en las imágenes me fascina. El vacío existe sin existir, igual que el agujero de las rosquillas, que sabe mejor incluso que la propia rosquilla” 1.

En el año 1999 obtiene el Premio Lazarillo de Ilustración por la obra No todas las vacas son iguales y esta obra ha sido seleccionada por el Instituto Charles Perrault 2001 dentro de los mejores libros ilustrados europeos.






















































 

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